siempre me he preguntado
¿cómo la gente estando dentro de ese artefacto
puede cerrar los ojos y dormirse?
sentir la nada por un momento,
ignorar todos esos gritos
llenos de miedo y terror de miles de almas sacrificadas por un cuerpo.
Piensan que es el rechinido de las llantas de los rieles,
de los vagones, de cada rata que corre y no para
hasta que alguien abra los ojos y decida volverse
a esta su vida cotidiana rellena de estiercol y por fin baje
llegando a su destino después de haber viajado por debajo de la ciudad,
de un punto a otro a una velocidad tan extrema
que va perforando cada uno de esos gritos
convirtiendolos en pequeñas partículas de dolor y soledad
que flotan en el aire de esta funesta ciudad.
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