La sensibilidad del artista
no radica en el derrame de emociones
expresadas en un lienzo, en un escenario o en un papel
sino en la expulsión de éstas en su vida cotidiana
el derroche del gusto por lo que hace
y sobretodo del disfrute de saber
que sólo él es capaz de dicho arte
que no sólo es de hacer
sino traer al nacer
y en cada ejecución renacer
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