tardes soleadas

Existía en algún pantano lugubroso una rana a la cual le encantaba saborear,
sobre los troncos calcáreos rellenos de gusanos, el agua de la brisa,
esto solía hacerlo siempre cuando era el atardecer
ya que a esa hora a veces caía una leve brisa sobre el pantano
que a ella le fascinaba pues consideraba que esa era el agua más pura del pantano.
Un buen día la rana fue como cada tarde al tronco calcáreo
pero resulto que ahora los bichos no estaban dentro de él sino en la superficie
imposibilitando así que la rana se posara sobre él.
La rana quedo perpleja y un tanto asustada
al soportar la idea de que no podría disfrutar de la tarde en su tronco de siempre,
los bichos mientras tanto emitían sonidos extraños
y al ver llegar a la rana todos unieron su voz pero nada pasó
y entonces decidieron meterse de nuevo al interior del tronco,
la rana pudo saltar y se deleito de la rica tarde.
Al día siguiente de nuevo antes de que llegara la rana,
los bichos comenzaron a inundar el tronco y cuando vieron a lo lejos venir a la rana
comenzaron a univoz a hacer sus ruidos extraños.
La rana se fue deteniendo al escuchar tales sonidos
ya que los relacionaba con los de la tarde anterior
y quedo atónita al ver la cantidad de bichos que había en el tronco,
la brisa empezaba a caer sobre el pantano y la rana no podía disfrutarla desde el tronco,
los bichos cada vez emitían más fuerte sus sonidos y entonces la brisa cesó de golpe.
La rana se asustó y se dio cuenta que todo había sido a causa de esos sonidos,
ya que llegaban hasta los oídos de las nubes y entonces tenían que tapárselos
y al hacerlo soltaban los atomizadores de brisas vespertinas.
Y fue entonces cuando la rana enfadada
empezó a comerse sin piedad a todos estos bichos que se hacían llamar grillos ,
de repente empezó a caer de nuevo una brisa deliciosa sobre el pantano,
que poco a poco fue convirtiéndose en lluvia.
La rana vivió feliz desde ese entonces al ver cual era la solución para no tener tardes tristes .
Y es por eso que cada que los grillos salen de sus guaridas las nubes se tapan los oídos y de esta forma permiten que haya tardes soleadas.