antes-después

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aquella noche lluviosa ella caminaba hacia su casa,
la gente la miraba bajo sus respectivas sombrillas,
a uno que otro le causaba un tanto de gracia
ver a una mujer hecha sopa tanto por dentro como por fuera.
Mientras ella recordaba sus sueños.
Reía al pensar lo que pudo haber pasado
y se carcajeaba al mirar lo que le estaba pasando.
De repente vio pasar una especie de bruma café oscuro
que se ocultaba en una viejecita.
Entonces fue en ese momento cuando viró
y corrió hacia la gran colina
y se dijo que jamás volvería a pensar en lo vivido.
estando en la cima se colocó en el sitio que estaba
justo enfrente del verdugo que habitaba ese lugar,
éste al verla tan dispuesta, con arma en mano solo le pregunto:
¿por qué tardaste tanto en venir?
sin entre más vives más te acercas a tu fin.
Y ella solo emitió una leve sonrisa que cubría su crueldad.
En menos de un minuto sintío un frío resbalar
por su frente a cuenta gotas caía sobre su pecho,
con el cuerpo derramado el alma le brotaba
y se emancipaba de ese empaque que
tanto tiempo la había cubierto sin dejarla vivir.
Días después aparece ella (el alma)
en la misma calle por la noche también pero sin lluvia,
logra pasar a través de la demás gente (la misma de aquella noche),
ve pasar a la muerte (bruma cafe oscuro) y se ríe,
observa a todas las personas con una minuciosidad
que uno si estuviera vivo no lo haría
por no invadir territorios de intimidad.
Disfruta el poder hacerlo, se divierte curiosenado
por la vulnerabilidad de los demás.
Pero en especial observa a alguien,
ese hombre que días antes le había roto el corazón
por cambiar amor por un par de senos
2 tallas más arriba que los de ella.
Con tan sólo un toque con la punta de sus dedos
ella puede hacer que él la recuerde
y la tortura llega a tal grado de que él siempre se siente
obligado a pedirle perdón a través de esa fotografía que
siempre llega desde la nada hasta su billetera.
El la deshecha y sin embargo la fotografía
es como si volviera justo con el recuerdo,
mismo que es ocasionado con tan solo
tocarlo con la punta de sus dedos.